DANIELA::.

Nombre: Daniela
Edad: 31
Profesión: Marchante de arte
Nacionalidad: Francesa
Fetiche: Obras de arte
Lugar preferido: Cualquier galería

“Arthur. D. Clarke, inhabilitado de por vida y condenado a 15 años de prisión, por malversación de fondos, declarará esta tarde en el juzgado. Se preveé una vista oral y abierta, donde acudirán un sinfín de periodistas, debido al interés social que ha provocado el caso.”
Fueron días muy duros. Toda aquella presión mediática que soporté. La vergüenza a la que fui sometido con mi familia. Mi vida privada aireada en los tabloides de medio mundo, objeto de burla. Y todo por su culpa. Daniela Ontanni, el peor de mis pecados. El error que pagaré el resto de mi vida.La conocí hace tiempo. Cuando con 15 años apareció en mi casa, una noche que organicé una fiesta en honor a su padre, un colega de profesión. Era simplemente una niña. Años más tarde, el destino la cruzó en mi camino.
Yo era un alto cargo en la administración. Las obras públicas siempre fueron acompañadas de cuantiosos sobornos y malversación de dinero público. Las obras privadas, cuadros y esculturas, eran mi otra pasión.
Una tarde en una galería de San Francisco, mientras admiraba una obra de Jasper Johns, apareció Daniela. Tenía 31 años y era toda una mujer. Me reconoció y me invitó, tras una cálida bienvenida, a una copa de cognac. Me contó que era marchante de arte, y que después de estudiar en París, había encontrado trabajo gracias a su padre. Sus huecas palabras, solo aceleraban mi necesidad de conocerla. Así que de vez en cuando visitaba tal galería, para observarla, junto a mis cuadros favoritos.
Tras mucho meditarlo, ella se empeño en que yo comprara un cuadro. Fue entonces, cuando sucedió. Sin mediar palabra se me insinuó. Y tras un momento de duda, Daniela se agachó y empezó a chupármela. Fue tal el placer del miedo que sentí que compré el cuadro aquella misma tarde. Una vez al mes, pasaba por la galería, y se repetía la escena, aunque solía presentarme con algún detalle de joyería para ella. Y aunque fueran litografías, siempre salía con alguna obra bajo el brazo.
A los pocos meses, una amiga de Daniela, periodista, destapó el escándalo. Empezó a airear mis aventuras sexuales con Daniela, y ello me llevó a una investigación fiscal. Donde me inhabilitaron. Me costó un divorcio, la ruina y la cárcel.
Lo que me duele no son esas promesas de locura que me hacia ella cada vez que nos veíamos, sino que toda la trama fue preparada por su padre, que a cambio de una cuantiosa suma de dinero, no dudó en utilizar a la puta de su hija para eliminarme.

Al final, fue ascendido a ocupar mi cargo.

Texto: Rodri Huerta